Wednesday, September 14, 2011

AC0202

Una mañana Amirena decidió que necesitaba un cambio. Buscó entre su ropa interior, al fondo del cajón y encontró el tesoro que le había dejado su abuela. Decidida fué a la joyeria del tío de Nicolás, quien era un hombre sabio y honesto. Quería tanto a Amirena que le dió un buen precio. De regreso a casa en una tetera en lo alto del gabinete de la cocina, sacó los euros que había cambiado y ahorrado durante mucho tiempo. Con lo que había ganado la semana pasada pagaría la renta del departamento, asi que no debía nada a nadie. Compró su boleto de avión en línea, porque se le hacía más práctico de esa forma y sabía que encontraría un mejor precio. Hizo los arreglos sufientes para llevarse a Micaelo, el perro. Esa misma tarde hizo la maleta. Solo metió la ropa que realmente le gustaba, la demás la fué a llevar a un centro de donación para mujeres golpeadas. De paso fue a llevarle la renta a Don Martín quien trató de convencerla de que lo que hacía era una locura, pero Don Martín era un hombre muy conservador asi que Amirena no le tomó mucha importancia. Amirena tenía todo listo para su partida, mochila, pasaporte, boleto de avión, maleta, la caseta para Micaelo y dinero.
A la mañana siguiente partió a su destino, a su nuevo intento de vida, a su cambio. Abordó el avión y al despegar solo cerró los ojos, no quería volver a ver como se alejaba de lo que antes había sido parte de su vida. Cuando llegó a su destino lo primero que tuvo que hacer fue comprar agua para Micaelo, el pobre estaba sediento dentro de esa caseta. Lo complicado fué que Amirena no sabía el idioma de ese país, así que tuvo que caminar entre multitudes y por varias terminales hasta encontrar un sitio de información y que de ahí le pudieran decir donde podía comprar una botella de agua. Con Micaelo contento y fuera de la caseta, ella podía seguir con su camino. Con gesto y señas pudo comprar un boleto de autobús para que la llevara a la pequeña ciudad que se encontraba a 2 horas de la gran urbe.
Durante esas horas Amirena observó por la ventana hasta quedarse dormida. Al llegar a la terminal de autobuses, se dió cuenta que tenía que tomar el transporte público para llegar a la dirección que le habían dado. Las rutas eran demasiado complicadas y ella no tenía ni idea de para donde ir. Así que en la parada detuvo camión por camión enseñandoles a los conductores la dirección y si alguno de esos la dejaba, el cuarto fué el bueno. Después de 45 min. aproximados de trayecto llegó a su destino. El camión pasaba justo enfrente de la casa y Amirena bajó con su maleta, su mochila, la caseta de Micaelo y por supuesto al buen Micaelo.
Tocó el timbre un par de veces, pero nadie abrió. No le sorprendió mucho, ella sabía que el ser viviente de esa casa estaría en la biblioteca haciendo sus investigaciones. Así que decidió esperar, No tenía prisa. Se sentó en la caseta de Micaelo y él solo se durmió. Pasaron varios camiones, uno tras otro. Comenzó a bajar la temperatura y con ello unas gotas de lluvia se dejaron caer. Amirena pensó en llamarle pero si lo hacía no sería sorpresa. Pensó en irse a un hotel y regresar a la mañana siguiente. Lo pensó. Lo volvió a pensar y decidió que sería lo más inteligente después de 3 horas de espera. Estaba recogiendo sus cosas, cuando un camión se detuvo frente a la casa. El ser viviente había llegado.

N*

3 comments:

carlosmxax said...

interesante relato...
continua?


saludos!

Nad Leiruc said...

carlosmxax: aun Amirena no decide.

Anonymous said...

ojalá haya segunda parte porque esta primera me gustó

gracias por la visita y el seguimiento, nos leemos, saludos